A lo largo del siglo V el Imperio Romano de Oriente, transformado en Imperio Bizantino, pudo contener las invasiones bárbaras de los visigodos, hunos y ostrogodos, para desviarlas hacia occidente, causantes de la destrucción del Imperio Romano de Occidente en 476, mientras el de oriente florecía.
Las provincias más ricas del imperio eran Egipto, Siria y Palestina, que abastecían de alimentos al pueblo gracias a las grandes extensiones cultivadas, transportados hacia Constantinopla, a través de la ruta comercial conocida como el “feliz transporte”. Las metrópolis de Antioquía y Alejandría brillaban en el ámbito cultural, con importantes escuelas y bibliotecas en las que se enseñaba el pensamiento filosófico y religioso, mientras sus comerciantes y artesanos trabajaban para satisfacer las necesidades de la aristocracia, a la vez que se definía la ortodoxia cristiana.
En 518 terminaría el reinado de un importante emperador llamado Anastasio, al que le sucedió un jefe de la guardia llamado Justino, que adopta a uno de sus sobrinos llamado Petrus Sebbatius, que reina bajo el nombre de Justiniano. El 1 de agosto de 527 empezaría su reinado, encontrándose en una situación difícil, en el ámbito rural los campesinos se quejaban del fisco imperial y de los pagos a los terratenientes, que veían socavada su autoridad por los jefes militares que le brindaban su protección al pueblo ante este régimen de impuestos, el pueblo se encontraba dividió en dos partidos los azules y los verdes, que se enfrentaban continuamente en motines.
En 532 estallo una revuelta en la que se alzaron verdes y azules por la liberación de sus partidarios encarcelados y atacaron las residencias del prefecto de la ciudad, con el apoyo de la aristocracia, que nombro emperador a Hypatios, ante esta situación el general Belisario encerró a los insurrectos en el hipódromo y realizó una gran matanza, mientras Justiniano, que no confiaba en las fuerzas militares que le quedaban decidió huir, pero su esposa la emperatriz Teodora, le detuvo y lo hizo entrar en razón y para este año, Justiniano no perdió su trono, sino fuese sido por la acción tomada por su mujer.
Una vez asegurado el trono de Justiniano, este establece una paz eterna con el rey de Persia, para emprender a realizar su proyecto de reconquistar occidente. Antes de lanzarse a su aventura, Justiniano revisa el aparato judicial, ya debilitado. En 528 organiza una comisión para reunir en un solo código las leyes de la ciudad y en 529 se publica el código justinianeo, que sería proclamado formalmente en 534, como la mayor obra de su reinado, pero sin olvidar la existencia de algunos fallos, como contradicciones en la misma ley.
Al reorganizar el aparato judicial, Justiniano prosigue con la reconquista de occidente, empezando por el norte de África que estaba en manos de los vándalos, que resulto bastante fácil para Belisario al mando de 20.000 hombres. En 535 con 10.000 hombres emprende la conquista de Italia y recupera Nápoles, hasta entrar a Roma sin oposición. En 537 expulsa a los ostrogodos hasta el valle del Po y en 540 toma Ravena. Para 534 los ejércitos imperiales también dominaban la península Ibérica con Cartagena, Málaga y Córdoba.
A pesar de las conquistas, en menos de 10 años los godos al mando de Totila, recuperan el terreno perdido llegando hasta Sicilia. Pero en 550 Justiniano envía a un poderoso ejército al mando de chambelán Narsés, que derrota a los godos, a los francos y a los alamanes., restaurando la unidad imperial, que domina el Mediterráneo en una península devastada.
Por otro lado, en las provincias el imperio estaba sumido en la anarquía, los jefes de las milicias se alzaban en contra de la autoridad pública y saqueaban las iglesias y las propiedades imperiales, entre 535 y 536 Justiniano intento realizar una reforma provincial, en provecho de funcionarios favorables a Justiniano, que sería abandonada en 548. A pesar de todo las conquistas favorecieron al imperio, permitiendo realizar una revisión de los impuestos y el inicio de la construcción de una serie de edificios públicos desde Asia Menor hasta Italia.
Esta prosperidad paulatina no la vivirían los Balcanes, que quedo despoblada y permitió la instalación de los eslavos. En 540 los búlgaros invadieron el territorio Bizantino, mientras para 541 una peste afectaba el imperio, ya en 558 los invasores habían conseguido devastar Grecia y llegar hasta las murallas de Constantinopla y mientras la iglesia ortodoxa entraba en un período de crisis, la muerte de Justiniano marcaría el fin de la antigüedad de oriente y la ciudad símbolo del poder romano, desaparecería en aldeas y fortalezas del mundo medieval.
Al finalizar el reinado de Justiniano en 565 el Imperio Bizantino tuvo que hacer frente a oleadas de invasores que redujeron su territorio considerablemente. En 555 Italia sufrió la invasión de los lombardos y a parte del sur de Italia, el norte estaba controlado por estos que fundaron su reino en 572. En Roma la situación era imprecisa, pero el papa Gregorio Magno se mostro independiente a Bizancio y para 550 ya los eslavos habían invadido los Balcanes, el imperio solo controlaba las islas del Egeo y una pequeña franja costera hasta Constantinopla, pero los eslavos serían dominado por un pueblo más peligroso, los ávaros y durante el reinado de Heraclio I entre 610 y 641 el imperio tendría que enfrentarse a dos enemigos más poderosos, los persas y los árabes.
Al cabo de 6 años Heraclio consiguió recuperar las provincias de Siria, Palestina y Egipto que estaban en manos de los persas sasánidas desde el siglo VII. En 630 el emperador toma Jerusalén y consigue llevar las reliquias de la santa vera cruz a la ciudad, robada por los persas, pero para 638 los árabes tomarían Siria y Palestina y posteriormente no tardarían en ocupar Egipto.
Animados por la conquista árabe, los beduinos harían retroceder las fronteras bizantinas hasta el Taurus, mientras que su flota bloquearía Constantinopla entre 673 y 677 y asediarían la ciudad en 717, pero serían vencidos por el emperador León III, que tomo conciencia del peligro árabe. La conquista de los árabes fue posible gracias a la división religiosa que se encontraba en las provincias, que permitió la difusión de la religión islámica.
Ante esta situación el emperador vio la necesidad de presentarse no solo como jefe político, sino también religioso, pero la creencia en las imágenes religiosas estaba tan extendida, que hacía difícil ver en la figura del emperador un medio de comunicación entre Dios y los hombres y así para firmar su autoridad en un edicto iconoclasta publicado en 726 y afianzando en el conciliábulo de Hieri en 754 León III consiguió prohibir el culto a las imágenes religiosas.
Este edicto trajo como consecuencia la consideración de la veneración de imágenes como un acto de superstición, los retratos e imágenes desaparecieron y la cruz se adopto como único símbolo cristiano, el arte bizantino se empobreció frente a la decisión y se iniciaron períodos de violencia en contra de monjes que veneraban a los iconos y las reliquias, cuyas formas de vida se mantenían gracias a las peregrinaciones para venerar a las imágenes.
La iconoclasia fue condenada durante el reinado de Irene en 787, durante el cual en el reino Franco elegiría a Carlomagno como su rey y ante la debilidad de la reina sería depuesta en el poder por Nicéforo, este es derrotado por los búlgaros en 811 y para 813 el zar Krum, asedio Constantinopla, que se salvo gracias a una epidemia.
En 813 durante el mandato de León V reapareció la iconoclasia, pero cuando el poder paso a manos de la emperatriz Teodora en 842, esta restableció el culto a las imágenes con la ayuda del monje Metodio que declaro el primer domingo de cuaresma como fiesta de los iconos y ya la iconoclasia había muerto, pero sin antes haber logrado su objetivo, el poder imperial recuperó el poder de guía del pueblo cristiano y el culto a los iconos perdió la idolatría de tiempos anteriores, mientras las parroquias se organizaban en el medio rural, el hombre se transformo en sacerdote y agricultor a la vez.
En este contexto de controversias religiosas, surgen importantes intelectuales en el imperio Bizantino para el siglo IX, como León el matemático y Focio. Este último sería nombrado patriarca en 858 durante el reinado de Miguel III y conseguiría la conversión de los búlgaros, pero se enemisto con el para Nicolás I y terminaría expulsado bajo el reinado de León VI, muriendo en el exilio.
Desde 838 el Imperio Bizantino había reiniciado la reconquista controlando las fronteras armenias y recuperando Antioquía para 969 en el reinado de Nicéforo Focas. Más al norte el rey Vratislav de Moravia, pediría ayuda a los misioneros bizantinos para resistir a los carloringios y a consecuencia el emperador ordenaría la evangelización a dos hermanos Metodio y Cirilo, que cristianizaron a Crimea, Dalmacia, Hungría y Polonia y a partir de ese momento en 864 el zar búlgaro Boris y los eslavos pasarían a incorporarse a la cristiandad.
En 867 el hijo de un terrateniente de Macedonia, amigo de Miguel III toma el trono bajo el nombre de Basilio I y al morir lo deja a su hijo León VI, durante su reinado se planteo un problema sucesorio al no tener hijos, hasta que su amante le da uno y a su muerte en 913 el joven Constantino VII apenas contaba con 7 años, pero conto con el apoyo del patriarca y del jefe de flota imperial, Romano Lecapeno.
Este caso a su hija con el emperador y se convirtió en co-emperador y a su muerte en 959 fue que Constantino VII pudo ejercer el poder, le sucedió su hijo Romano II, pero ante su muerte prematura quedarían sus nietos Constantino VIII y Basilio II, pero hasta su mayoría de edad reinaron Nicéforo Focas y Juan Tzmisces, hasta que Basilio II pudo ejercer su reinado en 976.
Durante su mandato tuvo que retroceder en Italia debido a la instalación de los normandos en Sicilia, pero pudo conquistar Siria. Seguidamente entablo una lucha sin cuartel contra los búlgaros del zar Samuel, en la que su general Alexis Xifias consigue la victoria y captura a 15.000 prisioneros y bajo las ordenes de Basilio II son segados, excepto 1, para que guie a los otros a donde Samuel, acción que le valió el apodo de matador de búlgaro, asegurando las fronteras del Danubio para 1018.
A pesar de estas importantes victorias militares, esta dinastía macedonia presentó un gran problema social durante su reinado, los ricos terratenientes se hacían cada vez más poderosos, mientras los campesinos se volvían más pobres, hasta que los primeros quedaron libres de impuestos mientras ocurrían calamidades naturales, disturbios y el hambre asolaba a los campesinos.
Ante esta situación, los terratenientes se aprovecharon de estos y le compraron sus tierras a bajos precios, haciéndose cada vez más poderosos, convirtiéndose en un peligro para el poder imperial. Los emperadores durante este período decidieron establecer derechos de compra más justos para los campesinos y mantener intactos los bienes militares de los soldados, disuadiendo el regreso de las tierras a los campesinos, pero estas medidas no son aplicadas y las distancias entre ricos y pobres crecieron, mientras la aristocracia militar se enfrentaba a la nobleza de Constantinopla.
A la muerte de Basilio II y de su hermano Constantino VII, el poder pasa a Zoé y sus tres maridos, quienes se vieron incapaces de contener a los clanes rivales, mientras en esta época surgían los escritores y cronistas de los hechos de la antigüedad y en este contexto las Iglesias de Roma y Constantinopla entraron en un conflicto continuo que desde hacía tiempo se había acrecentado, mientras los normandos invadían el sur de Italia, los ejércitos tanto de Roma como de Constantinopla fueron derrotados en 1053.
Ante esta crisis el papá León IX, envió como embajador al cardenal Humberto a Bizancio, pero este mal diplomático presento dificultades con el patriarca Miguel Cerulario y en esta crisis el papa de Roma muere y tanto el patriarca como el cardenal se excomulgan mutuamente, mientras que en el emperador Bizantino Romano IV es derrotado en la batalla de Mantzikert en 1071 frente a los turcos que se volvieron los nuevos dueños de Asia Central, y en este mismo año los normandos tomaron Bari y expulsaron a los bizantinos de Italia.
Desde la primera cruzada los bizantinos se habían negado a participar en dicha empresa, ya que consideraban ilícito combatir por la fe y mucho más matar en nombre de la cruz, ante esta situación el papa ya no consideraba a los bizantinos como hermanos cristianos y la presencia de occidentales en Constantinopla se hizo cada vez mas incomoda, terminando con la expulsión de los mercaderes de Venecia para 1171, época en que Constantinopla fue considerada como un punto estratégico por los cruzados.
La cuarta cruzada iniciaría durante el papado de Inocencio III, elegido en 1198 que tras 18 meses organiza la expedición de más de 30.000 hombres al mando de los condes de Flandes y de Champaña, que listos para partir por vía marítima pidieron la ayuda bajo la suma de 85.000 marcos de plata a Venecia para sus navíos.
Pero en 1202 los cruzados apenas contaban con un tercio de su ejército y faltaba el 70% de la suma, a lo que los cruzados decidieron tomar la ciudad que cayo el 24 de noviembre de 1202, desviándose el propósito inicial de la cruzada, que se convertía en una guerra de conquista más que en una expedición con fines religiosos. Ante el avance de los cruzados Alejo IV hijo del emperador bizantino Isaac II les ofreció la dotación de 10.000 hombres y 200.000 marcos, además de la unión de las Iglesias si restituían en el mando a su padre.
En 1203 los cruzados llegaron a Constantinopla y se encontraron a una ciudad cuyo pueblo los rechazaba , por lo que iniciaron su asedio, los caballeros francos fueron vencidos por tierra, pero los venecianos gracias a su poderosa flota se apoderaron de las murallas que protegían el mar, el usurpador huyo a Tracia e Isaac II fue devuelto a su trono, pero ante las promesas de su hijo fue dando largas al asunto y los cruzados ya desesperados incendiaban los barrios con mezquitas o sinagogas y ante la falta del pago prometido, tomaron la ciudad nuevamente en 1204 y la saquearon durante 3 días, cuyas riquezas eran tales que su botín lleno completamente tres iglesias.
El resto de fuerzas bizantinas se reagrupo en Asia Menor bajo el mando de Teodosio Láscaris, mientras que los cruzados y los venecianos se repartieron el territorio conquistado. Venecia recibió las regiones marítimas como Creta y Eubea, además de las principales islas jónicas y egeas. Balduino de Flandes se quedo con el imperio latino de Constantinopla y Bonifacio de Monferrato fundó su propio reino alrededor de Tesalónica, el ducado de Antenas y el principado de Morea, en el Peloponeso.
Los bizantinos refugiados en Nicea, ya liberados de la presión turca como consecuencia de las invasiones mongolas, se organizaron y reconquistaron parte de Asia Menor, mientras se aliaban con los genoveses, lo que les permitió reconquistar su capital en 1261 y las tierras europeas, pero los francos mantendrían el principado de Morea.
La cuarta cruzada beneficiaría principalmente a los venecianos que consiguieron fundar una colonia y a los genoveses a expensas de las riquezas de Constantinopla, mientras esta cruzada realmente preparaba el terreno para el advenimiento de los turcos que ya por el siglo XIV dominarían la región.
Después de la recuperación de Constantinopla por los bizantinos, se constituyo en la sede de la dinastía de los Paleólogos, fundada por el emperador Miguel VIII, quién consiguió restablecer el Imperio Romano de Oriente, pero la rica ciudad que había sido hace tiempo, ahora estaba arruinada.
En este mismo tiempo, al este de Bitinia, aparecieron los otomanos, una dinastía turca que se lanzó a la conquista de Asia Menor. En la segunda mitad del siglo XIV consiguieron tomar Galípoli y medio siglo más tarde, la mitad de los Balcanes, que se encontraba en manos de los búlgaros y de los serbios.
En este mismo contexto, mientras los turcos franqueaban los Dardanelos, el Imperio Bizantino se sumía en luchas internas de carácter político y espiritual, terminando en una primera guerra civil entre 1320 y 1328, enfrentando a Andrónico II, Paleólogo sucesor de Miguel VIII y su nieto Andrónico III. A continuación en 1341 se enfrentaron Juan V Paleólogo y Juan VI Cantacuceno, el segundo se alío con el rey de los serbios, Esteban IX Dusan, a la vez que los turcos saqueaban Tracia, logrando la victoria en 1347, fecha en la que entra a Constantinopla y se proclama emperador.
Juan VI deja satisfacer las aspiraciones de la iglesia conservadora, pero en 1354 tuvo que devolver el trono a Juan V, y en esta situación la Iglesia ortodoxa se hacía cada vez mas poderosa, asumiendo un control no solo en Bizancio, sino también sobre búlgaros y serbios. El patriarca pudo independizarse del emperador y su poder se cristalizo, inclusive separado al mismo, y así Juan VI se hace monje, con el fin de acrecentar su poder, pero el avance turco se hacía cada vez más inminente.
A la muerte del emperador Esteban IX Dusan en 1355, los estados eslavos se transformaron en una presa fácil para los turcos, quienes bajo el mando del sultán Bayaceto I, aplastaron a los serbios en la batalla de Kosovo, en 1389. Posteriormente para 1395, sometieron a Bulgaria y un año después en Nicópolis, el rey Segismundo de Hungría sería derrotado por los turcos.
En 1397 Bayaceto I, asedia Constantinopla, pero prefirió retirarse para terminar la conquista de Asia Menor y organizar las fuerzas turcas en los Balcanes, pero en 1402 el ejército turco-mongol de Temerlán lo derrotan frente a Ankara y los turcos se sumen en guerras civiles internas, mientras en Constantinopla Manuel II Paleólogo, había sucedido a su padre Juan V en 1391 y no supo aprovechar la debilidad turca.
Miguel II, decidió pedir ayuda en occidente, pero en Italia tanto genoveses como venecianos, decidieron permanecer neutrales ante los turcos, considerando que ya Constantinopla estaba perdida, mientras el papado, se sumía en sus propias dificultades internas y no podía atender a las de oriente. Entre 1399 y 1402 Miguel II recorrió las costas occidentales, para recurrir a otros reinos, pero no lo consiguió debido a que estaban sumidos en la guerra de los Cien años.
En 1421 apareció un nuevo jefe otomano llamado Murat II. En 1422 sitio Constantinopla, pero la ciudad pudo resistir. Ante esta situación, el sultán opto por tomar Grecia, avanzando hasta Mistra. En 1424 Miguel II pacta un tratado con este, mediante tributos, perdiendo casi todos los puertos del Mar negro y en 1430 ya Murat II, se había apoderado de Tesalónica.
Mientras la situación se volvía más crítica, los turcos vivían en sus ciudades con gran prosperidad y riquezas, mientras los bizantinos padecían hambre y miseria, a la vez que en 1437 Juan VIII Paleólogo sucedía a su padre Miguel II, dejo el reino en manos de su hermano Constantino y se embarcó rumbo a Florencia, para pedir ayuda al papa. En 1438 las discusiones se agudizaban, ya que los bizantinos no querían someterse al papa, pero para 1439 se proclama el acta de unión entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Oriental.
Gracias a la unión, Juan VIII recibe la ayuda de un pequeño ejército de Ladislao III Jagellón, rey de Polonia y de Hungría, quien al frente de 30.000 hombres cruzó el Danubio y toma Sofía en 1443, avanzando hasta Adrianópolis, capital del Imperio Otomano, pero Murat II le responde y al mando de 100.000 hombres aplasta al ejército de occidente para 1444, en Varna.
En 1448 Constantino XI Dragases, sucedió a Juan VIII y no pudo renovar la alianza con los occidentales, ya que el mismo pueblo y el clero se negaban a someterse al papado de Roma. En este mismo contexto el Imperio Otomano poseía un nuevo sultán Mehmet II, quien en 1453 sitió la ciudad, disponía de una aplastante superioridad numérica en hombres y una flota de 400 naves contra 26 bizantinas, pero la principal diferencia era su poderosa artillería, y a pesar de que Constantinopla también la poseía, se había quedado sin municiones.
El 7 de abril, llegada las tropas de Adrianópolis intensificaron el asedio, pero Mehmet II, sorprendido por la resistencia de la ciudad y al no poder aniquilar la flota bizantina que cerraba el Cuerno de Oro, decidió utilizar a sus ingenieros italianos para hacer cruzar sus navíos por tierra por detrás de Gálata, desde el Bósforo hasta el Cuerno de Oro y el 21 de abril, los turcos entraron en la bahía y Constantinopla padeció un doble bombardeo.
El 29 de mayo inició el asalto final y los otomanos penetraron en la ciudad, gracias a las brechas abiertas por la artillería, mientras Constantino XI murió en combate, los turcos tomaban Constantinopla en 1453, pasando a ser el fin del Imperio Romano de Oriente.
Mehmet II proclamaría a la ciudad como capital de su imperio y en 1456 sometió a Atenas y en 1460 a Morea, estableció una administración fuerte, mientras las ciudades italianas se debilitaban. Favoreció el cultivo de suelos y desarrollo el comercio, estas condiciones beneficiaron a los cristianos ortodoxos, que no huyeron del sometimiento musulmán que los favorecía y solo aquellos pocos relacionados con la Iglesia de Occidente emigraron de la ciudad. El Imperio Otomano se había afianzado en el gloria bizantina parecida a los tiempos de Justiniano I, los Balcanes entraron en paz después de mucho tiempo y aunque el legado cultural bizantino no prevaleció con los turcos, la cultura griega fue asumida en occidente, mientras la religión ortodoxa era acogida por los rusos en Moscú, el legado de este imperio perduraría como la última continuación de los romanos en la Edad Media.
Continuara...
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